
A LAS MUJERES QUE LUCHAN
A LOS PUEBLOS, COMUNIDADES, BARRIOS Y COLECTIV@S EN RESISTENCIA
A LAS PERSONAS QUE DEFIENDEN EL TERRITORIO
Y LOS DERECHOS HUMANOS, NACIONAL E INTERNACIONAL
El domingo 30 de agosto salieron rumbo a la ciudad de México dos compañeras, una doctora y una periodista, sobre la autopista México-Puebla. Al llegar a la caseta de entrada de la Ciudad de México, un carro gris chocó la defensa trasera izquierda, situación que las compañeras decidieron dejar pasar para evitar salir del coche y enfrentar a desconocidos de noche. Sin embargo los 2 hombres del auto gris empezaron a seguirlas insistiendo que pararan, haciendo señales y sacando la mano por la ventana. Al aumentar la velocidad fueron emboscadas por un segundo vehículo: una combi blanca VW, con un hombre y una mujer que ocultaba su rostro, interponiéndose agresivamente frente a ellas e intentando que frenaran.
Fueron perseguidas por ambos autos por aproximadamente 30 minutos, uno a cada lado, incluso en sus intentos de detenerlas la combi les lanzó una piedra al parabrisas. Hasta el momento en que la combi se metió en su carril y las frenó en plena vía rápida arriesgando sus vidas.. Las compañeras se echaron de reversa, la combi lo hizo y casi las choca. Esto causó que algunos conductores que venían detrás, se dieran cuenta que algo estaba mal. Las compañeras decidieron gritar para pedir ayuda y algunos pararon.Esto ocurrió a lo largo de los municipios Ixtapaluca, Chimalhuacan, Nezahualcoyotl y la alcaldía Iztapalapa. Una compañera trans que miro los hechos apretó el boton del C4 pues donde pararon había una cámara.. La policía llegó y les preguntó sobre los hechos pero no hizo más. No hubo ninguna protección para las compañeras, las dejaron seguir solas. Un taxista solidario las acompañó a su destino. Por el momento se encuentran bien.
Este es un llamado a las personas, pueblos, barrios colectiv@s y organizaciones nacionales e internacionales para decir una vez más ya basta. Porque este sistema se ha empeñado en sembrarnos miedo como mujeres que somos. A no poder salir libres, ni para trasladarnos de forma segura, porque este sistema nos quiere temerosas, calladas, sumisas.
Nosotras como mujeres decidimos gritar, no detener nos, defendernos. Y no pondremos nuestro nombre ni identidad, porque somos cientos, miles las que somos violentadas cada día.Cuando salimos a la calle, día con día en este país, no sabemos si regresaremos a nuestros hogares. Peor aún no sabemos si regresaremos con vida.
Este es un llamado para que las mujeres resistan. También es un llamado para la solidaridad y ayuda colectiva para ayudarnos y atender los llamados de auxilio. La indiferencia es complicidad.
Lo que les paso a las compañeras, lejos de detenernos, nos invita a no parar. A seguir organizándonos, a tejer cada vez más fino esta red de resistencia y trabajo colaborativo abajo y a la izquierda; en acompañamiento a los pueblos en resistencia.
Sabemos que lo sucedido fue un vil acto de intimidación del patriarcado y a quienes les incomoda nuestra lucha por la vida.
Quisieron sembrarnos miedo pero como dice la canción,
“Nos sembraron miedo. Nos crecieron alas”.