La lucha de las mujeres zapatistas


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Ponencia presentada en la mesa por el

Día Internacional de la Mujer

dentro del Foro Itinerante “Mujeres, Violencia Institucional e Impunidad en México”, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, marzo 7 del 2008.

La lucha de las mujeres zapatistas


Fabiola Cruz Montalvo

(UAM-Xochimilco, Mujeres y la Sexta DF-Edomex)

Entiendo que la temática del foro itinerante es sobre Mujeres, Violencia e Impunidad. Y la realidad es que la violencia institucional contra las mujeres y la impunidad que existe en México ante la misma, es un hecho que no se puede negar ni invisibilizar. Se puede palpar a pesar del silencio en los medios de comunicación, a pesar del silencio en nuestros hogares. Es una violencia camuflageada en la normalidad, una violencia permitida y hasta exaltada que además es condonada si la mujer ha roto alguna regla que cultural e institucionalmente esté consensuada por la colectividad o por los pequeños grupos de poder, quedando así en plena impunidad.

Pero este día mi participación no estará enfocada directamente a la violencia e impunidad de que somos objeto las mujeres, sino más bien a la organización con la que algunas de ellas le combaten y construyen a la par.

Muchas mujeres han roto las leyes que les encadenaban de una u otra manera y las formas de hacerlo han sido variadas y van desde expresar opiniones y deseos, hasta actuar concientemente contra todo sistema subyugante. Hay rostros y nombres de mujeres valientes, mujeres rebeldes que han respondido con dignidad y valor, a sabiendas de que las normas a quebrar serían muchas y que esto tendría un alto costo, pero sabiendo también que cimentarían la justicia, democracia y libertad que tanto habían soñado.

De algunas de estas mujeres rebeldes quiero platicarles. Son mujeres de abajo y a la izquierda, mujeres de corazón sincero, de acto más que de palabra, aunque cuando hablan se hacen escuchar. Mujeres que a pesar de la violencia institucional que encaran día a día, han sido capaces de comenzar a construir otra realidad.

Ellas son las mujeres zapatistas.

Fue en marzo de 1993 cuando se dio “el primer alzamiento del EZLN… y lo encabezaron las mujeres zapatistas” , según contaba el Subcomandante Marcos en una carta dirigida al periodista de La Jornada Álvaro Cepeda Neri. En esta carta narraba como la comandanta tzotzil Susana presentó, para su posterior aprobación en una asamblea del CCRI (Comité Clandestino Revolucionario Indígena), la “Ley de Mujeres”, resultado de una consulta que ella había hecho a diversos grupos de mujeres durante un recorrido en “decenas de comunidades.”

Este día se aprobó lo que sería publicado más tarde como la “Ley Revolucionaria de las Mujeres”, que abarcaba derechos y obligaciones como el de la participación en la lucha revolucionaria; el “derecho a trabajar y recibir un salario justo”; derecho a decidir sobre su maternidad; a ejercer cargos en las comunidades; el derecho a la educación; a la salud y alimentación de ellas y de sus hijos e hijas; a elegir pareja y casarse por decisión propia; a no ser abusadas ni física ni sexualmente y a ocupar cargos dentro de las fuerzas armadas revolucionarias.

La realización, aprobación y difusión de esta ley resultó ser quizás no sólo el primer alzamiento de las y los zapatistas, sino inclusive una doble rebelión. Una que se gestó dentro de la que ya estaba en marcha y que sobre todo no se postergó indefiniblemente, ni fue considerada un posible agente distractor o divisor de la lucha, como ya había y sigue sucediendo en muchos casos dentro de la izquierda.

Las zapatistas lograron la fusión de la que Raquel Gutiérrez nos hablaba cuando escribía:

“No existen dos luchas “separadas”, una de las mujeres contra la opresión patriarcal y otra “social” contra la explotación y el Estado. O ambas se funden en un solo torrente subversivo y transformador o nos quedamos en medio de absurdas ilusiones.” (Gutiérrez, 2006)

Y en realidad que resultaría ser “un torrente subversivo y transformador”; un torrente que al ser bombeado por tantos corazones a lo largo de casi 15 años, dejaría huellas imborrables en la historia.

Fue durante el Tercer Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo: “Comandanta Ramona y las Zapatistas”, que se realizó del pasado 28 de diciembre al 1o de enero en la Garrucha, Chiapas, donde cientos de mujeres fuimos a intentar captar la receta “secreta” para lograr los resultados que ellas han logrado. Y la receta fue simple: ORGANÍCENSE. Y pareció que nadie entendíamos qué quería decir eso porque seguimos preguntando una y otra vez a pesar de que por tres días nos lo repitieron y pidieron incansablemente: “Organícense compañeras”. Pero nada. No habían tips, ni mapitas, ni pasos a seguir. Nosotras veíamos una palabra donde ellas veían una forma de vida. Quizás es que intentamos entender con la razón lo que se debe de entender con el corazón.

Lo que sí entendimos fue todo lo que ellas han conseguido a partir de su organización, ya que a lo largo de estos días las mujeres zapatistas nos contaron acerca de sus logros, de sus derechos, de sus obligaciones y de sus vidas como mujeres ancianas; solteras; casadas; madres; niñas; milicianas; comandantas; promotoras de salud y de educación; y bases de apoyo.

Ahí nos contaron de cómo vivían antes del levantamiento armado en enero de 1994 y de cómo viven ahora las mujeres zapatistas. Nos fueron contando los resultados de su doble rebelión y de los frutos de sus leyes.

Ya las abuelas nos contaban del trato infrahumano a que les sometían los patrones; de los abusos sexuales que las mujeres tenían de parte de éstos por su derecho de pernada y que además de esto tenían que hacer todas las labores domésticas en casa del rico y en casa propia y que a cambio recibía maltrato en ambas. Que las casaban sin su consentimiento, que las vendían hasta por alcohol y que no podían salir de sus casas . Tenían dos dueños pues, el patrón y el papá o el marido.

Pero este pasado ya quedaba sólo en la memoria de las grandes, porque las jóvenas nos hablaban de otra realidad. Como Mireya, una joven casada de la Garrucha, que nos compartía:

“yo casé después del 94, nadie me obligó casar. En mi propio pensamiento elegí mi pareja, porque ya lo reconocí mis derechos. Por eso mi esposo ya me da libertad de hacer trabajo, lo que yo me gusta; y tengo dos hijos, también les damos libertad de hacer lo que ellos les gusta, porque los niños tienen derecho igual que los hombres.”

O cómo nos platicaba Marisol, mamá de la Realidad sobre la forma en que la dignidad rebelde ha pasado de generación en generación llevando en sus venas ese “torrente subversivo y transformador” del que Raquel Gutiérrez hablaba.

“nosotras como mamás enseñamos la verdadera democracia. Todo lo que hacemos lo decimos nosotros. No vamos a pedir permiso al gobierno o a los partidos políticos. Para enseñar a nuestro hijo que para elegir un cargo lo haga con confianza y voluntad para servir al pueblo, no para servirse. Desde chiquitos les enseñamos que tienen que respetar los derechos de las mujeres.”

Y habría que ver todavía en las generaciones más jóvenes las ideas que constituyen su presente. Ya que por medio del ejemplo y de la coherencia de su mamás y papás han aprendido sobre la organización, pero también son generaciones que van asumiendo una indivisibilidad de la lucha social y de la de las mujeres. Y como resultado de tales ejemplos, se hace posible escuchar de la voz de una pequeña niña de 9 años llamada Marina, las siguientes palabras:

(http://zeztainternazional.ezln.org.mx/audio/3encuentro/Ninos/Marina29dic07-encuentmujer-nina.mp3)

Para cerrar, quisiera agregar que efectivamente la violencia y represión en contra de las mujeres en México es alarmante, pero que ante esto nosotras debemos descifrar qué es eso de la organización y aceptarnos como mujeres, con todo lo que esto implique. Que tengamos conciencia de nuestra situación de opresión, pero también de nuestra capacidad de quebrantar las reglas y de construir mediante la organización un mundo donde como Marina, tengamos libertad de estudiar, de participar, de bailar, de cantar y de divertirnos y donde no tengamos que estar recibiendo migajas y limosnas del mal gobierno.

Publicado por mujeresylasextaorg

Mujeres que Luchan, adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Anti patriarcales y Anticapitalistas

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